Durante
cuatro años me dedique a formarme como docente de preescolar y hoy en día
valoro mis esfuerzos y la dedicación que le he brindado a esta carrera. Me ha
enseñado a querer personas que con su
imaginación, ocurrencias e inteligencia
hacen que cada día admire más, su mundo de juegos y aventuras.
Para
muchos quienes en la actualidad nos
encontramos relacionados, a través de nuestra práctica profesional o de nuestros
intereses intelectuales, en el campo de la educación, resulta interesante darse
cuenta lo importante que los docentes nos volvemos para los niños. En esta
oportunidad de mi vida, poniendo fin a una etapa de mis estudios, tuve la
oportunidad de compartir con “Sebastián” un niño de cinco años que tiene dificultades
en su comunicación. Mediante ejercicios para fortalecer sus músculos faciales,
pronunciación y articulación de palabras, logré que su lenguaje fuera más
entendible y que la pronunciación de algunos fonemas relacionados con las
letras R, LL y S se fortalecieran.”
Sebastián”, se expresa por medio de gestos y sonidos al interactuar y
socializar con las docentes y compañeritos. La comunicación en el niño
preescolar es vital para que pueda comprender y aprender de manera
significativa y tener experiencias nuevas e importantes para su desarrollo
intelectual, debido a que sin una buena vocalización y pronunciación no se
desarrollaría de manera integral; es importante porque ahí el niño puede
relacionarse con sus compañeros de la misma edad y así establecer diálogos
comunicativos. Durante el proceso de práctica desde agosto hasta noviembre trabajábamos
con dedicación, a pesar de los problemas de
tiempo reducido, y las inasistencias del niño al colegio, que hicieron
que se interrumpiera el proceso de enseñanza, pero a pesar de los inconvenientes
Sebastián hizo un esfuerzo muy grande y logró articular mejor las palabras. Es
por eso que admiro como los niños son nuestro mejor modelo de esfuerzo,
perseverancia y son los mejores maestros.
Trabajar con niños es una experiencia
incomparable, solo quien está sumergido en el campo educativo disfruta ver crecer a personas, que con su gran
talento hacen que cada día amemos más nuestro trabajo. Eso logró “Sebastián”, sus risas, abrazos y besos hacían que recordara tiempos de mi niñez.
Nada
se compara con lo que experimenté con el niño, fue todo un reto para mi trabajar
con él, empezando por conocer su ambiente familiar, los seres quienes lo acompañan en su
crecimiento, es una experiencia que más adelante me servirá para implementarla
con otros niños que como él necesiten un poco
de ayuda para ser mejores cada día. Solo me queda conservar la esperanza
de que la familia de “Sebastián” continúe con el fortalecimiento del
aprendizaje que el niño adquirió en mis manos para que el trabajo logrado no
haya sido en vano.
LICENCIADA EN PEDAGOGÍA INFANTIL
UNIVERSIDAD SURCOLOMBIANA

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